El contexto
histórico en el que se desenvuelve la filosofía marxiana se caracteriza, desde
el punto de vista político, por el auge de determinados movimientos
revolucionarios liberales que van a ir minando y acabando con las viejas y
obsoletas estructuras políticas del Antiguo Régimen y que colocan en su lugar
modelos políticos liberales, todo ello debido en gran parte a la importancia
social y política de la burguesía como clase social (Revoluciones de 1830 y 1848).
A estos movimientos hay que sumar los movimientos sociales que van a ir
reivindicando mejoras laborales y económicas para el proletariado en el
contexto de la expansión de la revolución industrial, la cual está aportando
grandes avances económicos y tecnológicos, pero manteniendo al proletariado en
condiciones indignas, de explotación y de miseria. El contexto filosófico en el
que se desarrolla su filosofía está marcado por la presencia del filósofo
alemán Hegel y sus herederos. No obstante, también conviene hacer alguna
referencia a algunos pensadores que poco o nada tienen de hegelianos pero que
también han dejado su huella e impronta en el ambiente intelectual del siglo
XIX: en primer lugar, los economistas defensores del liberalismo económico, y en
segundo lugar, los socialistas utópicos y los anarquistas.
HEGEL
Sin duda alguna, la
figura filosófica más importante del primer cuarto del siglo XIX fue
G.W.F.Hegel (1770-1831). En esos años, incluso en años posteriores, casi toda
la actividad filosófica gira en torno a este filósofo, ya sea para defender su
sistema filosófico, ya sea para criticarlo. El sistema filosófico hegeliano,
llamado Idealismo Dialéctico, es muy complejo, pero puede ser resumido diciendo
que, para Hegel, la realidad en sus múltiples manifestaciones (políticas,
artísticas, religiosas, filosóficas) está presidida por algo que él llama Razón
o Espíritu Universal (Dios secularizado). Esta realidad presidida por la Razón
Universal está en un constante devenir (similitud de Hegel con Heráclito).
Ahora bien, ¿cómo podemos explicar ese movimiento y ese devenir? Según Hegel,
el devenir y el movimiento incesante al que está sometida la realidad en sus
múltiples manifestaciones puede ser entendido como un proceso dialéctico cuya
base es la oposición de contrarios y el enfrentamiento (siguiendo a Heráclito
"la guerra, lucha de contrarios, es el padre de todas las cosas").
Este proceso dialéctico de oposición y enfrentamiento se desarrolla en tres
momentos: 1. Momento de la afirmación (Tesis): una realidad concreta aparece
como lo que es. 2. Momento de la negación o contraposición (Antítesis): es el
contrario, la negación que cualquier realidad conlleva en sí misma (una
realidad concreta no consiste sólo en lo que "es" sino también en lo
que "no es"). 3. Momento de la superación (síntesis): en esta fase la
lucha de contrarios (tesisantítesis) que toda realidad conlleva, se supera, se
soluciona con la reconciliación de los dos momentos anteriores en una realidad
más perfecta, superior. Este momento de la síntesis, a su vez, se convertirá en
tesis, iniciándose de nuevo el proceso dialéctico, y así sucesivamente
A la muerte de
Hegel en 1831 sus discípulos se agruparon en dos bandos que fueron designados
como el bando de la derecha hegeliana y el bando de la izquierda hegeliana. La
derecha hegeliana representa la continuación, casi sin variaciones, del
idealismo dialéctico hegeliano. La izquierda hegeliana, representada entre
otros por Feuerbach e incluso el propio K. Marx, es una reforma radical del
hegelianismo a la vez que una crítica de sus afirmaciones fundamental.
FEUERBACH
En la izquierda
hegeliana se encuentra Ludwing Feuerbach (1804-1872). De Feuerbach nos interesa
destacar dos cosas:
a) El Materialismo:
a diferencia de su maestro Hegel, Feuerbach reconoce que el hombre es, antes
que nada, un ser material. Para Hegel, el hombre ante todo se caracteriza por
ser un ser espiritual, esto es, un ser pensante, un ser con razón capaz de
entender el devenir de la Razón o Espíritu Universal . Para Feuerbach, y como
veremos también para Marx, el hombre es, antes que cualquier otra cosa, un ser
material con unas necesidades básicas que satisfacer.
b) La crítica de la
religión: según Feuerbach, el hombre es quien ha inventado a los dioses. ¿Por
qué tiene lugar esta creación divina? Esta creación de Dios por parte del
hombre se explica, según Feuerbach, teniendo en cuenta el fenómeno de la
alienación religiosa: el hombre proyecta fuera de sí todas sus potencialidades
y los anhelos pertenecientes a su propia esencia humana y los coloca en un ser
al cual llama Dios y ante el que se arrodilla y al que adora con esmerada
devoción. Dicho de otra manera, no ha sido Dios quien ha creado al hombre a su
imagen y semejanza sino que ha sido el hombre quien ha creado a Dios a su
imagen y semejanza ya que lo que es Dios (sus propiedades y sus perfecciones)
es lo que el hombre quiere ser. Por eso, cuando el hombre se arrodilla ante
Dios se está arrodillando frente a un espejo cuya imagen es el propio hombre
pero divinizado y convertido en un Ser Extraño, Sobrenatural y Sobrehumano al
que hay que respetar y adorar. Lo que hay que hacer según Feuerbach es suprimir
esa alienación religiosa y esto es posible si el hombre se impone como tarea
intentar desarrollar aquí abajo, en la tierra todas las propiedades que ha
atribuido a Dios: justicia, perfección, omnisciencia, etc.
ECONOMISTAS LIBERALES
Además de a Hegel y a Feuerbach, conviene
hacer referencia, en primer lugar, a una serie de pensadores representantes de
lo que se ha llamado Liberalismo Económico. Entre estos pensadores destacan
dos: Adam Smith (1723-1790), amigo de Hume, autor de una obra ya clásica dentro
del pensamiento económico, La riqueza de las naciones; y David Ricardo
(1722-1823), autor de Principios de Economía Política. Ambos autores, no sólo
hacen los primeros análisis teóricos de la moderna sociedad industrial basada
en el sistema económico capitalista, sino que lo defienden considerándolo como
el mejor de los sistemas económicos posibles. Más concretamente, defienden la
libertad de comercio, la ley de la oferta y la demanda, la primacía del mercado
y la no intervención del Estado en los asuntos económicos (laissez faire,
laissez passer). Marx se enfrentará a ambos autores. Según Marx el capitalismo
ni mucho menos es el mejor de los sistemas económicos y de ahí que apueste por
su desaparición y su sustitución por un sistema económico comunista.
SOCIALISTAS UTÓPICOS Y ANARQUISTAS
Los socialistas
utópicos (Saint-Simon (1760-1825), Robert Owen (1722-1858), Charles Fourier
(1772-1837)) hacen una dura crítica de la moderna sociedad industrial. En
concreto, critican la injusticia de un sistema económico capitalista salvaje
que, a costa de la riqueza y bienestar de unos pocos, supone la pobreza de los
muchos. De lo que se trata es de acabar rogresivamente con esa sociedad
industrial capitalista para instaurar un modelo de sociedad que haga compatibles
los logros y avances de la ciencia y de la técnica con el progreso moral de los
hombres para alcanzar la justicia y la igualdad. Como medio para alcanzar estos
propósitos los socialistas utópicos proponen la educación de los hombres.
El anarquismo se
caracteriza fundamentalmente por la lucha contra el Estado y toda forma
centralizada de poder. Los anarquistas colectivistas son, al igual que los
socialistas utópicos, unos feroces críticos del sistema económico capitalista y
de las estructuras estatales y gubernativas. Proponen como solución el rechazo
de la propiedad privada y, como alternativa, la colectivización de los medios
de producción (fábricas, tierras, etc.); el rechazo de las estructuras
políticas vigentes (partidos políticos, parlamento, etc.), y la defensa de un
modelo autogestionario de vida en sociedad en la cual son los individuos mismos
quienes, a través de la participación directa, deciden las leyes y normas por
las cuales se van a regir.
DATOS BIOGRÁFICOS Y OBRAS DE KARL MARX.
Karl Marx nació en Tréveris (Alemania) en
1818. Estudió la carrera de Derecho en Bonn y Berlín, pero su gran pasión fue la
Historia y la Filosofía. Finalizados sus estudios universitarios empezó a
trabajar en el año 1842 como redactor del periódico La Gaceta del Rhin. En este
diario escribió artículos en los cuales hacía una denuncia de la situación
social y laboral de los trabajadores asalariados. Esta denuncia motivó el que
el periódico fuese cerrado por las autoridades gubernativas. En 1843 se marcha
a París y entra en contacto con corrientes de pensamiento socialista y
comunista; conoce a Proudhon, a Bakunin... y a quien sería su gran amigo y
colaborador Federico Engels (1820-1895). Después de ser expulsado en repetidas
ocasiones de diferentes ciudades (de París, de Bruselas) y de pasar por una
calamitosa situación económica, se traslada en 1850 a Londres donde se establece
de manera definitiva. Desempeñó un papel fundamental en la fundación de la
Primera Internacional. Murió en Londres en el año 1883. Entre sus obras
destacan las siguientes: Crítica de la Filosofía del Estado de Hegel, publicada
en 1843 (su primera obra); Contribución a la Crítica de la Filosofía del
Derecho de Hegel, publicada en 1844 (de la cual habla Marx en el texto objeto
del comentario); Manuscristos de Economía y Filosofía, escrita en 1844 pero
publicada después de su muerte; La Sagrada Familia (1845); La Ideología Alemana
(1846); El manifiesto comunista (1848); Contribución a la Crítica de la
Economía Política (1859), cuyo prólogo es el texto que hay que comentar; El
Capital, cuyo primer tomo se publicó en 1867 (los tomos segundo y tercero
fueron redactados por Engels siguiendo las notas dejadas por Marx y publicados
respectivamente en 1885 y 1894).
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